Como decía Serrat en Lucía:
No hay nada mejor que lo que nunca tuve. Nada más amado que lo que perdí...
Joan Manuel Serrat Tuit
Y ¿por qué nos pasa esto? ¿por qué no valoramos algo cuando lo tenemos pero en cuanto lo perdemos, nos ponemos enfermos de tristeza?
Reflexiones con Margarita Diosdado
Abrí este blog con mucha ilusión hace un año, mi querido Juan lo maquetó así de bonito y mi viejo amigo Javier me hacía las fotos cada tres meses más o menos.
Pero la vida nos arrolla, nos obliga a estar en lugares que tal vez no queremos pero toca y dejamos de lado aficiones como esta que nos encantan, pero que tal vez nos llevan un tiempo valiosísimo que a veces, no tenemos.
¿O sí? porque reconozco que estos meses he visto varias series. No me enorgullezco pero cuando la angustia acecha (y créeme, he pasado meses de mucha angustia) lo único que acalla mis miedos es ver series que me mantengan distraída hasta que caigo rendida.
Antes solía dormirme escuchando la radio pero seguro que sabes que hay programas que resultan tan interesantes que no hacen más que todo lo contrario: despertar más mi interés y robarme el poco sueño que puedo tener.
Siempre he dormido como un leño pero estos meses me declaro culpable de todos los cargos, señoría: he visto muchas series y he comido mucho helado. Tanto, que Haguen Däaz me ha obsequiado con un congelador profesional como el que le dan a los restaurantes.
Pero os voy a explicar cómo empezó todo: un mal día llegó Oscar a casa y me preguntó qué se celebraba porque me encontró con un Martini en la mano. Le contesté que un día de cagarrutas y que parecía que sería el primero de muchos, así que cogió el Martini y lo tiró por el fregadero. «El alcohol sólo para celebrar, nunca jamás para los días malos.» Y tenía toda la razón, porque hay muchos más días malos que buenos (sobre todo si diriges una academia y dependes de las subvenciones de la CAM, que llevan sin pagar desde el 2017!!)
La cosa es que encontré dos vías de escape: las series y el helado. Creía que serían inofensivas, total, sólo es una época… Pero el helado, aunque no parece -ni es- tan nocivo como el alcohol, he de desvelaros un secreto: es mucho más adictivo y las consecuencias son visibles a la segunda semana. Nunca he llevado ropa muy ajustada pero este verano, querida, todo me queda así y lo detesto. Las series… ¿qué mal podrían hacer? sólo robarme un poco de tiempo al día… total, el tiempo nos sobra, ¿verdad?
Pero la vida nos arrolla, nos obliga a estar en lugares que tal vez no queremos pero toca y dejamos de lado aficiones como esta que nos encantan, pero que tal vez nos llevan un tiempo valiosísimo que a veces, no tenemos.
¿O sí? porque reconozco que estos meses he visto varias series. No me enorgullezco pero cuando la angustia acecha (y créeme, he pasado meses de mucha angustia) lo único que acalla mis miedos es ver series que me mantengan distraída hasta que caigo rendida.
Antes solía dormirme escuchando la radio pero seguro que sabes que hay programas que resultan tan interesantes que no hacen más que todo lo contrario: despertar más mi interés y robarme el poco sueño que puedo tener.
Siempre he dormido como un leño pero estos meses me declaro culpable de todos los cargos, señoría: he visto muchas series y he comido mucho helado. Tanto, que Haguen Däaz me ha obsequiado con un congelador profesional como el que le dan a los restaurantes.
Pero os voy a explicar cómo empezó todo: un mal día llegó Oscar a casa y me preguntó qué se celebraba porque me encontró con un Martini en la mano. Le contesté que un día de cagarrutas y que parecía que sería el primero de muchos, así que cogió el Martini y lo tiró por el fregadero. «El alcohol sólo para celebrar, nunca jamás para los días malos.» Y tenía toda la razón, porque hay muchos más días malos que buenos (sobre todo si diriges una academia y dependes de las subvenciones de la CAM, que llevan sin pagar desde el 2017!!)
La cosa es que encontré dos vías de escape: las series y el helado. Creía que serían inofensivas, total, sólo es una época… Pero el helado, aunque no parece -ni es- tan nocivo como el alcohol, he de desvelaros un secreto: es mucho más adictivo y las consecuencias son visibles a la segunda semana. Nunca he llevado ropa muy ajustada pero este verano, querida, todo me queda así y lo detesto. Las series… ¿qué mal podrían hacer? sólo robarme un poco de tiempo al día… total, el tiempo nos sobra, ¿verdad?
Confidencias con Margarita Diosdado
Piénsalo un poco: el tiempo es el único bien que no podemos recuperar, el tiempo se a como el agua entre los dedos, el tiempo es el mayor bien del ser humano. Cuando he visto que han pasado 8 meses y a penas he avanzado en mis objetivos excusándome en que no tenía tiempo… supongo que en el pecado llevo la penitencia y que sólo yo y nadie más que yo entiende el nivel tan grande de frustración que siento. Y tal vez tú, querida lectora, si alguna vez te ha pasado esto.
No sólo siento una enorme decepción conmigo misma. Siento frustración por haber tirado mis sueños por la borda y como dice un amigo mío: lo más doloroso es cuando miras a los ojos de alguien que hizo día a día lo que tú debiste haber hecho y disfrutando de los laureles que tú ahora tendrías. Bueno… -pensarás- ¡ponte ahora! nunca es tarde… Tal vez sí lo sea. Desde luego que, como siempre, vuelvo a levantarme de mis caídas, algunas apoteósicas, otras de mera dejadez porque si algo me ha enseñado la vida es que sólo tengo que levantarme una vez más de las que me he caído y que la tenacidad, la perseverancia son más importantes que el talento. Es más, conozco personas con muy poco talento en lo suyo que han alcanzado un gigantesco éxito sólo con perseverancia y tenacidad. Y en cambio conozco muchísimas más personas con grandes talentos que no han llegado a nada por rendirse pronto.
Un gran empresario que tuve la suerte de conocer y entablar una precios amistad de años me dijo: «Margarita, tú llama a todas las puertas, llama varias veces, llama y llama sin parar. Algunas se abrirán y otras no. Y cualquiera de esas puertas pueden llevarte más lejos de lo que nunca soñaste.»
Desde luego, no quiero encontrarme con 70 años y preguntarme: ¿por qué no seguí con mi blog? ¿Por qué no lancé ese curso on-line? por qué no terminé esa novela? y un largo etc. ¿Sabéis lo que más me ha quitado ver series? descanso. El otro día leí que una chica decía: «me paso el día trabajando, comiendo y durmiendo pero no tengo ni un céntimo, siempre tengo hambre y sobrepeso y siempre me siento cansada». ¡Madre mía, qué mal! ¿te pasa lo mismo? Pues a mi desde que hago estas dos tonterías, también me pasa.
Hace un año pesaba 8 kilos menos, me acostaba tempranísimo y me levantaba a las 5 o las 6 como tarde, y me sentía llena de energía cada día aunque dedicase una hora entera a hacer ejercicio. ¿Te ha pasado esto alguna vez? tener una racha en la que permites que no te dé la vida? Hay quien cree que el hecho de que mi madre haya caído enferma y me ocupe de ella es lo que me ha robado mi tiempo pero eso sería un falso victimismo: no es cierto que el tiempo que le dedicaba a ella era el que le dedicase antes a las Redes, los libros… la realidad es que antes trabajaba 8 horas al día y ahora sólo 5 por lo que no puedo culparla, eso además de ser cruel, sería mentira. Bueno, pues creo que esto se acaba aquí: obviamente no voy a empezar a hacer una hora de ejercicio diaria de pronto porque mi cuero no va a ser capaz y al segundo día voy a tirar la toalla, pero esta misma tarde me iré con mis perritas a dar un largo paseo aprovechando que los días son más largos. Me acostaré pronto -sin ver tv- a ver si mañana soy capaz de levantarme una hora antes de lo que mi perezoso cuerpo se ha acostumbrado y voy a escribiros más habitualmente. Casi pierdo este blog por no dedicarle tiempo. Y de pronto me he dado cuenta de lo importantísimo que era para mí, que sois par a mí todas las que me leéis lo poco que escribo. Hago examen de conciencia y entono el mea culpa. Y con el firme propósito de nunca más abandonarlo me fijo una rutina que no me permita volver a dejarlo y dejarme a mí misma. Por vosotras pero sobre todo por mí misma. Porque no quiero llegar al final de mi vida y pensar que he dejado para después sueños y que ya no me queda tiempo para cumplirlos todos. Y los sueños no se cumplen solos… hay que buscarlos y llamar y llamar y llamar.
¿Tienes algún tema pendiente que no te gustaría morirte sin haberlo conseguido? Me encanta que me cuentes, ver que hay alguien al otro lado, que no escribo al vacío y sobre todo, que no soy la única a la que le pasan estas cosas…. TE LEO!
No sólo siento una enorme decepción conmigo misma. Siento frustración por haber tirado mis sueños por la borda y como dice un amigo mío: lo más doloroso es cuando miras a los ojos de alguien que hizo día a día lo que tú debiste haber hecho y disfrutando de los laureles que tú ahora tendrías. Bueno… -pensarás- ¡ponte ahora! nunca es tarde… Tal vez sí lo sea. Desde luego que, como siempre, vuelvo a levantarme de mis caídas, algunas apoteósicas, otras de mera dejadez porque si algo me ha enseñado la vida es que sólo tengo que levantarme una vez más de las que me he caído y que la tenacidad, la perseverancia son más importantes que el talento. Es más, conozco personas con muy poco talento en lo suyo que han alcanzado un gigantesco éxito sólo con perseverancia y tenacidad. Y en cambio conozco muchísimas más personas con grandes talentos que no han llegado a nada por rendirse pronto.
Un gran empresario que tuve la suerte de conocer y entablar una precios amistad de años me dijo: «Margarita, tú llama a todas las puertas, llama varias veces, llama y llama sin parar. Algunas se abrirán y otras no. Y cualquiera de esas puertas pueden llevarte más lejos de lo que nunca soñaste.»
Desde luego, no quiero encontrarme con 70 años y preguntarme: ¿por qué no seguí con mi blog? ¿Por qué no lancé ese curso on-line? por qué no terminé esa novela? y un largo etc. ¿Sabéis lo que más me ha quitado ver series? descanso. El otro día leí que una chica decía: «me paso el día trabajando, comiendo y durmiendo pero no tengo ni un céntimo, siempre tengo hambre y sobrepeso y siempre me siento cansada». ¡Madre mía, qué mal! ¿te pasa lo mismo? Pues a mi desde que hago estas dos tonterías, también me pasa.
Hace un año pesaba 8 kilos menos, me acostaba tempranísimo y me levantaba a las 5 o las 6 como tarde, y me sentía llena de energía cada día aunque dedicase una hora entera a hacer ejercicio. ¿Te ha pasado esto alguna vez? tener una racha en la que permites que no te dé la vida? Hay quien cree que el hecho de que mi madre haya caído enferma y me ocupe de ella es lo que me ha robado mi tiempo pero eso sería un falso victimismo: no es cierto que el tiempo que le dedicaba a ella era el que le dedicase antes a las Redes, los libros… la realidad es que antes trabajaba 8 horas al día y ahora sólo 5 por lo que no puedo culparla, eso además de ser cruel, sería mentira. Bueno, pues creo que esto se acaba aquí: obviamente no voy a empezar a hacer una hora de ejercicio diaria de pronto porque mi cuero no va a ser capaz y al segundo día voy a tirar la toalla, pero esta misma tarde me iré con mis perritas a dar un largo paseo aprovechando que los días son más largos. Me acostaré pronto -sin ver tv- a ver si mañana soy capaz de levantarme una hora antes de lo que mi perezoso cuerpo se ha acostumbrado y voy a escribiros más habitualmente. Casi pierdo este blog por no dedicarle tiempo. Y de pronto me he dado cuenta de lo importantísimo que era para mí, que sois par a mí todas las que me leéis lo poco que escribo. Hago examen de conciencia y entono el mea culpa. Y con el firme propósito de nunca más abandonarlo me fijo una rutina que no me permita volver a dejarlo y dejarme a mí misma. Por vosotras pero sobre todo por mí misma. Porque no quiero llegar al final de mi vida y pensar que he dejado para después sueños y que ya no me queda tiempo para cumplirlos todos. Y los sueños no se cumplen solos… hay que buscarlos y llamar y llamar y llamar.
¿Tienes algún tema pendiente que no te gustaría morirte sin haberlo conseguido? Me encanta que me cuentes, ver que hay alguien al otro lado, que no escribo al vacío y sobre todo, que no soy la única a la que le pasan estas cosas…. TE LEO!